Clase 1: Aprendizaje Cooperativo.
Cómo afrontar el primer paso hacia el aprendizaje cooperativo
¿Prefieres leer? Aquí tienes la transcripción del vídeo
En muchas ocasiones nos ocurre que hablamos de cooperación, de aprendizaje cooperativo, de estilos de enseñanza cooperativo, de deportes de cooperación-oposición, de juegos cooperativos... sin tener muy clara la diferencia entre una cosa y otra y esto es fundamental.
Es como si hablásemos de sillas, sofá, sillón, mecedora, taburete, y no supiéramos de qué se trata cada cosa.
El aprendizaje cooperativo NO es trabajar en grupo.
El trabajo en grupo es cuando un número de personas se unen, voluntaria o involuntariamente (la mayoría de veces), para hacer algo en común. Por ejemplo, presentar una coreografía.
Problemas del trabajo en grupo:
- El efecto polizón: algunos miembros del grupo dejan que sus compañeros hagan la mayor parte del trabajo.
- División disfuncional del trabajo: Este nombre tan raro es sencillo de entender si lo vemos como que algunos chicos asumen roles de liderazgo, organizando todo y asumiendo toda la toma de decisiones.
- La renuncia: consiste en dejar de trabajar ante el más mínimo problema con la actividad o con los compañeros.
- La gestión destructiva del conflicto: se trata básicamente de criticar a las personas del grupo en lugar de las ideas. De modo que termina convirtiéndose en una competición por imponer cada uno sus propios criterios.
Te suenan todos estos problemas ¿verdad?
Conclusión: el aprendizaje cooperativo no es trabajar juntos.
Tampoco es hacer juegos cooperativos puntuales, que tengan por objetivo la diversión. Que está muy bien, pero no es aprendizaje cooperativo.
Así como tampoco practicar deportes de cooperación-oposición, porque aunque tenga por apellido cooperación, y se da entre un grupo, existe incompatibilidad de objetivos con el otro grupo.
En fin… que nada de eso es aprendizaje cooperativo.
¿Entonces qué es el aprendizaje cooperativo?
Es un método, una metodología. Una metodología educativa activa basada en el trabajo en pequeños grupos, generalmente heterogéneos, como recurso didáctico, donde los estudiantes trabajan juntos para ampliar o asentar sus conocimientos y los de los demás miembros de su grupo (Velázquez, 2012).
Digamos que la esencia es trabajar en equipo preocupándonos de aprender de los demás y a la misma vez enseñar a los demás.
Sería lógico pensar que se puede empezar proponiendo juegos cooperativos y ya está. Pero NO.
Fases del aprendizaje cooperativo
Cómo método y metodología hay que seguir unos pasos para poder llegar al verdadero aprendizaje cooperativo. Porque si se pretende comenzar a cooperar desde el principio sin tener en cuenta las experiencias previas de los chicos, que básicamente son competitivas, puede que todo acabe peor de como estaba.
Los pasos son (Velázquez, 2015):
- Provocar conflicto en los chicos para que se planteen si la competición con los otros, y trabajar individualmente, genera más beneficios que cooperar.
- Entender la lógica de la cooperación.
- Aplicar la lógica de la cooperación en ambientes lúdicos.
- Utilizar técnicas de aprendizaje cooperativo. De las muy estructuradas a las menos estructuradas.
- Aplicar el aprendizaje cooperativo de forma autónoma.
Desarrollo de la primera fase: Generando Conflictos entre competir y cooperar
Con la primera fase, se pretende romper mitos en el chico. Hacerles ver que la cooperación en muchas ocasiones es mejor que la competición.
Para ello se utilizarán juegos de estructura compartida. Es decir, que se pueden solucionar tanto a través de la competición como a través de la cooperación. Estos juegos serán el germen y la semilla para iniciar el cultivo del aprendizaje cooperativo.
Veamos un ejemplo de juego sencillo: “Encesta la pelota de tu compañero”
Por parejas. Cada uno con una pelota cerca de una canasta (también vale un aro, una papelera, o cualquier cosa donde poder encestar la pelota). El objetivo es encestar la pelota de tu compañero.
¿Qué creéis que va a pasar? Lo normal es que cada chico proteja su pelota e intente quitar la de su compañero para poder encestarla (competición). Raro sería que alguna pareja intercambiasen sus pelotas para encestarlas sin problemas (cooperación).
¡Posterior al juego viene lo realmente interesante!
Evaluar la actividad. OJO, que no estoy diciendo calificar. Sino evaluar, hay que realizar una evaluación que ayude al chico a verbalizar las estrategias que han ocurrido durante el juego. Así que la primera pregunta sería:
¿Quién consiguió el objetivo y qué estrategia ha empleado?
Es probable que rápidamente salten los chicos que lo consiguieron antes de forma individual o competitiva y expliquen lo que hicieron, pero también es probable que algunos chicos describan su estrategia cooperativa (y sino el maestro intentará que salga a la luz). Si esto ocurre también es posible que haya chicos que la entiendan como NO válida.
Es entonces el momento de que el maestro pregunte:
¿por qué no es válida la estrategia cooperativa?
Los chicos se darán cuenta que el objetivo del juego era conseguir encestar la pelota de su compañero, pero en ningún momento se habla de que tiene que proteger la suya, ni que sea antes que la otra persona.
Por lo tanto la estrategia cooperativa es perfectamente válida ya que no incumple ninguna regla del juego y además es mucho más fácil conseguirlo a través de dicha estrategia.
A renglón seguido se puede preguntar:
¿por qué no se ha utilizado esa estrategia si es más sencilla para conseguir el objetivo del juego?
Aquí muchos chicos explicarán que entendieron que tenían que ser los primeros en conseguirlo. Que están acostumbrados a competir y que normalmente suele ocurrir así y que de algún modo, la competición, creían que tenía que estar presente. Básicamente saldrá a relucir sus experiencias previas relacionadas con la competición.
Y ya lo tenemos. Ya tenemos generado el conflicto entre competición y cooperación. Ya hemos hecho ver al chico que hay ocasiones en las que el trabajo cooperativo es mucho mejor que el individual o competitivo.
Este sería el primer paso para adentrarnos en un aprendizaje cooperativo. Visto queda, por tanto, que no vale con llegar y querer comenzar a cooperar sin más. Sin un plan. Sin sentido.
Ya sabes que dentro de la comunidEF existe un curso completo sobre aprendizaje cooperativo y todos los pasos que hay que seguir para llegar a desarrollar esta metodología apasionante.
Ahora te animo a que pongas en práctica lo que hemos visto en esta clases. No te quedes solamente en conocer. Lo mejor de todo viene cuando se aplica lo aprendido. Y a eso te animo.
Cualquier cosa que me quieras comentar estaré encantado de leerte 🙂 si te ha gustado esta clase, si la has visto de utilidad, si te ha dado una nueva perspectiva del aprendizaje cooperativo, si te la has llevado a la práctica, si te ha ido bien, si has disfrutado...
Nos vemos por la siguiente clase: la gamificación.
Mientras tanto, ¡qué tengas un bonito día! Haaaasta luego.
Clase 1: Aprendizaje Cooperativo
Clase 2: Gamificación
Clase 3: TIC y EF
Clase 4: Evaluación formativa
Clase 5: Resolución de problemas