#360 El Juego Infinito
Voy con una idea muy potente que lo mismo te cambia la forma de ver la docencia (y la vida).
Aunque no tiene garantías de que eso vaya a ocurrir…
A mí me calentó bastante la cabeza cuando se la leí a Simón Sinek.
Se trata del juego infinito.
Pero, empiezo con el juego finito para que se entienda mejor.
Un partido de tenis, unas oposiciones, una unidad didáctica… son ejemplos de juegos finitos.
Juegos que tienen un principio y un final.
Y el objetivo es ganar.
Ganar el partido de tenis, sacar la plaza en las oposiciones o alcanzar el aprendizaje buscado en la unidad didáctica…
En el juego finito hay unas reglas y se persigue un objetivo concreto.
Hasta aquí, creo, que bien.
Vamos ahora con el juego infinito.
Éste es aquel donde el objetivo es seguir jugando, mantenerte vivo. Por tanto, el objetivo no es ganar.
Y no es ganar, porque son juegos permanentes (de ahí lo de infinito) en los que no tienes adversarios. Tú eres tu propio rival. Compites contra ti mismo.
-No ganas cuando te pones en forma, ganas cuando te mantienes en forma el resto de tu vida.
-No ganas cuando haces una dieta, ganas cuando mantienes una dieta saludable el resto de tu vida.
-No ganas cuando echas un polvo, ganas cuando lo echas y creas esa conexión única con la persona que tienes delante.
-No ganas cuando entras en un colegio a dar clases, ganas cuando mantienes la ilusión y el buen hacer en tu docencia el resto de tu vida.
¿Te das cuenta?
La docencia, tal y como la veo, es un juego infinito.
No ganas cuando haces un planteamiento bueno tal cual, ganas a base de mantener una línea educativa potente y mejorando cada día.
En la vida, hay juegos finitos e infinitos.
Y hay que saber cuándo se juega a uno y cuándo a otros.
En la docencia el objetivo es no quemarte, no tirar la toalla y no deambular como un zombie por los pasillos, no.
El objetivo es seguir jugando.
Seguir jugando con ilusión, claro.
Muchos siguen yendo a los centros educativos a dar clases con poca ilusión (por no decir amargados) o con pesadez (por no decir que están hasta la poia o el conio)…
Teniendo esto en cuenta los errores se permiten, los fallos son bienvenidos… lo que no es bienvenido es quemarte, es dejarte arrastrar por la monotonía como una marioneta, es caer en la queja constante y permanente… porque eso te saca del juego.
Comprender (y asimilar) la idea del juego infinito puede cambiarte la docencia (y la vida).
Suena muy grandilocuente, pero puede ocurrir.
Porque de repente no te lo juegas todo a una unidad didáctica, a un año, a un curso concreto… de repente tienes toda la vida para seguir creciendo, caminando y ser un poquito mejor jugador de lo que lo eras ayer.
Entonces.
Cuando alguien se plantea objetivos a corto plazo de hacer X sesión bien o X unidad didáctica o X actividad complementaria o X lo que sea…
Y consigues que te salga bien, entonces te sientes feliz y sino desdichado.
Y esto, es un error.
¿Por qué?
Porque es importante entender que esas pequeñas metas solo tienen sentido dentro de una meta mayor.
Y para establecer una meta mayor, te propongo (tú ya haces lo que quieras, claro) que hagas una programación anual de verdadera utilidad.
Porque hacerla por hacer, es tontería.
Ya que se hace, hazla para que te sea útil y no para tirar tu tiempo a la basura.
A ese respecto, tengo una formación muy potente. Es por escrito (para que la disfrutes bien) y te la mando a tu casa.
Es probable que cuando la leas te caliente la cabeza (para bien, claro) y te mantenga jugando a tope, pero no es 100% seguro.
O sí.
Un saludo.
Kisco.
PD. Si te interesa… arriba tienes el enlace para hacer tu encargo (gastos de envío incluidos a cualquier parte del mundo).
Deja una respuesta